lunes, 12 de septiembre de 2011

ZAPATOS

La visita a Auschwitz fue diferente a lo que me esperaba. El sol castigaba desde lo alto, radiante y magnífico, y ese último coletazo del verano deslució el gris que mi imaginación concedía al escenario de la masacre. Pero sí estuvimos en los restos de las cámaras de gas de Bierkenau (en el mismo complejo de Auschwitz, pero a tres kilómetros del campo original), e incluso dentro de la cámara de exterminio temporal que instalaron en el campo original. Vi los agujeros en el techo, los hornos incineradores. Pero antes, en uno de los módulos reconvertidos en museo del horror humano, vi zapatos.

Miles de ellos. Decenas de miles que por aplastante concentración se convertían en la metáfora de la barbarie. Zapatos que corrieron mejor suerte que sus dueños, pero aún así amontonados sin sentido, deshilachados, sucios, envejecidos, desabrochados, agrietados gritaban. El grito mudo de la materia volviendo al caos primigenio. Volviendo, eso sí, lentamente, dejando constancia de uno de los extremos de la historia humana.

Hay sentido para el arte después del Holocausto? Al menos, para el mismo arte que acompañaba a los occidentales antes de las guerras del siglo XX? Recuerdo como el profesor de Estética puso sobre la mesa este tema de reflexión, recurrente en la materia después de la II Guerra Mundial. Para el mismo creo entender porqué no. Aún así en aquel momento, en aquel lugar, no aparecieron estas reflexiones, sino más tarde. Allí sólo habían emociones contenidas.

No acabé destrozado como temía. De preparar la mente para conocer lo sucedido se han ocupado en mi caso libros y películas excelentes. Pero cuando los vuelva a leer, cuando las vuelva a ver, siempre aparecerá en mi cabeza la imagen, el lugar y las palabras que nuestro guía pronunció al lado de la cámara de exterminio numero cuatro:

        "Aquí al lado, a menos de veinte metros, en esos doscientos metros cuadrados que veis, murieron unas doscientas cincuenta mil personas, gaseadas, desnudas, en una muerte que tardaba en producirse entre cinco minutos y un cuarto de hora. Podéis imaginar lo que es eso, la cantidad de muertes que representan en una superficie similar a la de una casa?"

Cámara 4 de exterminio de Birkenau.


Yo no pude.  No creo que pueda nunca.







No hay comentarios:

Publicar un comentario